Fascinante mar...
El mar es vida, es una verdad que comparto...Muchas oportunidades mientras caminé y/o troté por el malecón de la
Costa Verde, observé lo hermoso que es nuestro mar y lo afortunados que
somos limeños de tenerlo tan cerca...
Desde muy pequeña tuve un miedo particular al mar, lo veía inmenso e imponente y por su
puesto, porque no sabia nadar, sin embargo mientras iba creciendo, aprendí a quererlo más que nunca, ya que el mar fue testigo de muchas experiencias, de
los momentos más divertidos de mi juventud con los amigos, además de muchas risas, llantos,
alegrías, conversaciones, ilusiones, etc. Todo mezclado con el sonido y la
brisa marina, recuerdos que nunca se borrarán de mi memoria.
Crecí y empecé a ver el mar de forma distinta, ahora lo aprecio, lo respeto
(ya no tengo miedo) y lo admiro en todos los sentidos y hago lo posible para estar cerca a él.
Por ejemplo, camino al trabajo procuro ir manejando por la Costa Verde, bajo las
ventanas del auto y me alisto para respirar esa maravillosa esencia de mar, (una combinación
de algas, piedras y especies marinas), ese el olor tan especial, además del sonido
relajante cuando rompen las olas en las piedras, lo que me gusta más es recibir el viento en la cara, en el pelo, me ofrece una sensación de libertad
y estar viva... y ni que decir cuando tengo contacto directo con el mar, el agua fría tan rica, la fuerza de las olas que me abrazan y la sal en todo el cuerpo, una sensación que me renueva...
Que increíble!
Es así que, cuando camino por la auto pista de la Costanera
desde San Miguel hasta San Isidro, admiro todo lo que hay alrededor, el cielo, las
plantas, las piedras, la arena, el pasto, los puentes que conectan a la
civilización con la naturaleza pura, las personas que están al rededor buscan algo diferente en su día, un poco de mar y es cuando soy consiente de todo y me siento muy feliz de vivir en un lugar
así y poder respirar ese aire.
Hoy extraño las caminatas que hacia (casi siempre con mi amigo Marquito) desde los distritos de Miraflores hasta Barranco, y mis trotes
por la autopista de la Costanera...por ahora no podré hacerlo, pero nada me
impide ir por las tardes a observar la puesta del sol. Gracias a la vida y a Dios
por regalarnos todo esto, los invito a que se den una caminata por las orillas del mar o el malecón, podrán sentir cosas distintas, cosas lindas y olvidarse un momento de su espacio de siempre.
Lindo y profundo mar, recuerdo q asociaba el mar como una esponja en mi adolescencia pues me sentaba frente a él a contarle y cuestionarle de las cosas de la vida ...sin duda adoramos el mar hermanita preciosa!
ResponderEliminarQue genial Mariela! comparto contigo esas sensaciones, el mar es intenso, descomunal, realmente nos conecta porque es ancestral la relación del hombre con el mar. Te quiero mucho hermanita, que siga esa buena vibra!
ResponderEliminarP.D.: Ana, esa intensidad es genética c: